
Cuando D. X. despertó de la anestesia en el Hospital Santa María del Rosell, en Cartagena, su pene ya no estaba allí. O al menos una parte sustancial del miembro. Faltaban seis centímetros, como certificó el paciente -que entonces tenía 56 años- durante las curas, tras comprobar la diferencia entre las mediciones realizadas antes de entrar al quirófano y lo que quedó. La cirugía debía corregir la curvatura provocada por la enfermedad de Peyronie. Este síndrome, que no es contagioso ni tiene origen en ninguna enfermedad conocida, "lo sufre entre el 2 y el 8,9% de la población masculina. La prevalencia está en aumento en los últimos años. La edad más frecuente es entre 50 y 60 años, pero también se da en rangos de edad mucho más amplios, de los 25 a los 75 años", explica el doctor Juan Ignacio Martínez-Salamanca, director médico de Lyx Instituto de Urología.
D.X. reclamó al servicio murciano de salud una indemnización de 67.639 euros: el recorte había dejado un muñón inservible para mantener relaciones sexuales y además le provocaba dolor. "Este acortamiento peneano resulta importantísimo", escribe el paciente en la reclamación de la que da cuenta el informe emitido por el Consejo Jurídico de la Región de Murcia, consultado por Crónica, "puesto que con carácter previo a la cirugía tenía nueve centímetros en estado flácido y 14 en erección". Y la cirugía "me ha dejado un pene que flácido es de cinco centímetros y en erección resulta tener ocho".

El tarsero de Filipinas, el primate más pequeño del mundo, mide entre 7,5 y 15 centímetros. El enchufe de un cargador de iPhone mide algo más de cinco centímetros. Un mechero pequeño mide exactamente cinco centímetros.
En octubre de 2011, D.X. sufría, desde hacía tres meses, "una erección dolorosa y la desviación del pene erecto". Fue entonces cuando su médico de cabecera le recomendó acudir al servicio de urología del Santa María Rosell. "El tratamiento farmacológico no dio los resultados esperados". Los médicos hablaron por primera vez de practicar sobre el pene lesionado una corporoplastia, una cirugía correctora en la que se provoca una erección artificial. El objetivo era retirar la placa -una solidificación de los tejidos- que provocaba la curvatura. "La enfermedad de Peyronie es un trastorno caracterizado por un conjunto de síntomas y signos que afecta al pene: curvatura, acortamiento, estrechamiento, deformidad en bisagra o placa palpable e incluso disfunción eréctil", comenta el urólogo Martínez-Salamanca, especialista este síndrome. "La placa que se observa en la enfermedad de Peyronie es benigna. No es cancerosa y no es contagiosa".
D. X. no obtuvo respuesta del hospital a su petición de obtener una segunda opinión. Así que la operación se programó para el 23 de octubre de 2012. El médico le recomendó un reposo sexual de dos o tres meses y en junio de 2013, cuando empezaban a curarse las heridas, alcanzó a ver la dimensión de la reducción. "Provocó un tremendo acortamiento sobre el que jamás fui advertido con incapacidad para mantener actividad sexual", añade. "Ni siquiera la intervención ha solucionado el problema, puesto que sigo presentando una erección dolorosa". Acudió al servicio de urología del Hospital Santa Lucía, que pertenece al mismo complejo sanitario que el Santa María de Rosell, y sin obtener más solución que seguir aplicando inyecciones al pene, decidió acudir al Hospital la Fe de Valencia. Allí se encontró con un muro: no tenía opciones de recuperar el terreno perdido mediante otra cirugía. El 17 de junio de 2016 D. X. cursó la reclamación, acompañada de un informe médico pericial.

D.X. no podrá recuperar el pene perdido, pero todavía está a tiempo de reclamar la decisión. "Tiene dos meses", añade Ignacio Martínez, abogado murciano especialista en negligencias médicas que trabaja para El defensor del paciente, "para seguir por la vía contencioso administrativa". La comisión jurídica apunta a que "el daño alegado no reviste la nota de antijuricidad necesaria para que nazca la responsabilidad patrimonial de la Administración".
Nadie parece haber oído hablar del caso que fue la comidilla digital en algunos medios el 7 de marzo, cuando el Consejo Jurídico de la Región de Murcia rechazó la indemnización. "Reclamar 68.000 euros es una aplicación a la baja del baremo", señala Ignacio Martínez. "Es clarísimamente muy poco dinero el que reclamaron. El sistema es bastante rácano. Por el contrario, si se pide una indemnización muy alta, el efecto suele ser el contrario".
Va a un hospital de Murcia por una gripe y le acortan 6 centímetros el pene
