Ni un solo voto
En la poca influencia que yo pueda tener sobre lo que quede del nacionalsindicalismo -poco, mal, desilusionado y enfadado- os voy a recomendar algo para el día de reflexión de mañana y para los comicios de pasado. Ni un solo voto falangista -ni uno- a la Coalición reaccionaria que usurpa nuestras siglas y tergiversa nuestra doctrina. Ni un solo voto falangista -ni uno- a todos aquellos impostores que han convertido nuestros firmes principios políticos en un conjunto gris de lugares comunes y de fórmulas huecas. Ni un solo voto falangista -ni tan siquiera una sonrisa condescendiente- a los gamberros de Blanquerna, a los milicianos de opereta del 20-N o a los reaccionarios que nos han identificado -en público y sin vergüenza alguna- con la extrema derecha. Ni un solo voto falangista -ni uno- a estas sucursales vergozantes de VOX envueltas en nuestros colores. Ni un solo voto falangista a estos admiradores de Putin, Duguin, Al Ásad o Milosevic. Ni un solo voto falangista -ni uno- a esa España que no sólo es rancia, antigua y anticuada sino que también -como una losa inamovible- es políticamente inoperante. Ni un solo voto falangista -ni uno solo- a ese conglomerado cutre del negocio barato y de la mala educación.