No lo quieren entender

Sexo Mercado

♦ #StopCensura ¡Síguenos en Telegram!

Sabes esa sensación que tienes cuando miras a tu pareja, repanchingada en el sofá, con quien apenas ya te entiendes y piensas.. ¿En qué momento hemos llegado hasta aquí? ¿Por qué? ¿Qué ha pasado?

Honey Girls Club

Algo parecido me pasa con el fútbol moderno. ¿En qué momento dejó de ser un deporte y una pasión y se convirtió en un sucio negocio? ¿Cuándo hemos cambiado estadios llenos de alma, de vida y de cánticos por estadios con lucecitas de colores y food truck en los alrededores?

¿Cuándo hemos dejado de ser socios del club que amamos para automáticamente ser meros clientes.? Y sobre todo, ¿por qué no me he dado cuenta que esto estaba pasando?

Lo han transformado en un espectáculo, que a día de hoy se me antoja esperpéntico. Hemos cambiado jugadores masculinos, fuertes y con garra, por jugadores blandengues (y millonarios), más preocupados de no despeinarse y hacer celebraciones “guays” que de meter el maldito gol. Oye, te fichan a la estrellita de turno, que igual no te marca más de 10 goles por temporada, pero no pasa “porque vende muchas camisetas”.

Camisetas que por cierto, son un despropósito las mires como las mires. Que igual pueden ser del Albacete que del Chertanovo de Moscú. Cero representativas. Acojonante.

Horarios más enfocados al aficionado de sofá, especialmente el que está bastante lejos de nuestras fronteras, pero que paga y muy bien.

Estadios que dejan de tener nombres propios y pasan a ser puramente comerciales. Allianz Arena, Wanda Metropolitano o el Estadio BBVA Bancomer, por ejemplo.

The Play Clubs

Pero no, no todo es culpa de los de arriba. Si algo me molesta, es el perfil de “nuevo aficionado”. Y no hablo del que lo ve en casa, enganchado al Twitter y volcando su frustración como Mister reprimido, no. Hablo del aficionado de grada. Hoy es un perfil insulso, insípido, inexpresivo, sin valores y sin pasión. Que solo se levantan para ir al baño, para quejarse o para cuando llega el minuto 80 irse a casa “que no quiere pillar atasco”. Comepipas. Espectadores que igual están viendo un partido que la vuelta ciclista. Le ponen la misma emoción. Ninguna.

Por desgracia, dudo que podamos cambiar lo que las altas esferas hacen. No es que no lo quieran entender, es que no les interesa.

Pero los que amamos el fútbol y todo lo que ello conlleva, si podemos hacer algo. Solo nosotros podemos recuperar la esencia, volver a vibrar, llevar al equipo en volandas. No es decisivo, pero todos sabemos que la unión entre equipo y afición genera magia. Ahora que no podemos hacerlo en vivo, pensad. Pensad bien que tipo de espectáculo queréis vivir cuando volvamos. Si el que ellos quieren o el que nosotros merecemos.

Virginia Ayuste
Autor: Virginia Ayuste
Nacida en Madrid el 18 de junio de 1984. Géminis. Irónica y sarcástica a tiempo completo. Simpatía selectiva. No sigo modas. Mátame, pero no me mientas. En #LaPeineta de MEDITERRÁNEO DIGITAL.

Últimas noticias

stop abolicion 300x100