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Reconozco que, como habitualmente, no escuché en directo el discurso del Borbón de turno el día de Nochebuena, podría dar mil razones para ello, pero, con una suavecita vale, el discurso del Borbón de turno y la Nochebuena son incompatibles. Propongo que si el año próximo sigue siendo Felipe de Borbón jefe de Estado, cosa que no está muy clara y cosa que yo no voy a mover un músculo para defender, el discurso lo lea el día 31 o incluso el 28 de diciembre (dadas las mentiras y bromas pesadas que suelen encerrar sus discursos escritos por otros, escritos después de 1975 por los enemigos de España), y no en Nochebuena, ya que la Nochebuena es para otras cosas y, sobre todo, la Nochebuena es para otros reyes. Pero, evidentemente, el hecho de no dejar entrar la mentira por televisión en forma discurso real en mi casa el día 24, no quiere decir que luego no lo haya leído y atendido incluso a las valoraciones de unos y de otros.