La aprobación de la Ley de la Amnistía ha levantado una ola de indignación generalizada sin precedentes en toda España. Los españoles han dicho basta a los abusos del poder de la izquierda y a las mentiras de un Gobierno totalitario que ha acabado con la separación de poderes y la igualdad de los ciudadanos ante la Ley, abocando a la nación entera a una crisis constitucional sin parangón desde los años de la Transición.
Todo vale para Sánchez y sus secuaces para mantenerse en el poder. Amnistiar a terroristas, ponerse de rodillas ante Puigdemont o anular todas las causas pendientes a prófugos de la Justicia, secesionistas y políticos corruptos. El fin justifica los medios. O la ambición desmedida de un partido con las manos manchadas de sangre desde que abocó a todo un pueblo al abismo de la Guerra Civil. La historia siempre se repite.
Las manifestaciones en todas las capitales de provincia se suceden, convirtiendo las protestas en la calle Ferraz de Madrid en la zona cero de la resistencia, el epicentro de miles de ciudadanos que han decidido salir a la calle para defender en pie su nación. Nos jugamos el futuro.
Hedor a dictadura
Nos recuerda el siempre sabio refranero castizo que en tiempo de guerra, cualquier agujero es trinchera. Y si no que se lo digan al valiente patriota español que, colándose en los baños de la sede nacional del partido socialista en la madrileña calle Ferraz, ha decidido plasmar toda su indignación en forma de excrecencia, plantando un pino como un castillo en los baños de la sede socialista por excelencia.
El ávido activista, que por motivos obvios ha decidido mantenerse en el anonimato, ha dejado patente su opinión, soltando toda su rabia por la taza del váter, dejando marcadas las paredes e incluso los pomos de las puertas de la mal llamada 'casa del pueblo'.
Y es que el hedor a dictadura venezolana ya no se puede ocultar.
Desde MEDITERRÁNEO DIGITAL animamos desde aquí a todos nuestros lectores a llevar a cabo acciones de protesta pacíficas como las de nuestro encomiable compañero de fatigas. Ya que han decidido convertir nuestro estado de derecho en una verdadera mierda, que tomen literalmente de su propia medicina. La revolución de los retretes.
