La CIA conmociona al mundo: Adolf Hitler vivió en Calafell tras el final de la II Guerra Mundial

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Mediterráneo Digital | Es uno de los grandes proscritos de nuestro tiempo. Adolf Hitler, el Führer del III Reich alemán, el hombre que cambió para siempre el rumbo de la historia. La suya, para bien o para mal, será una figura universal, una firma que perdurará eternamente junto a los nombres de personajes de la talla de Alejandro Magno, Julio César o Napoleón Bonaparte. Nada será igual después del auge del partido nazi y el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

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Ahora, más de 70 años después de su muerte oficial en el bunker de Berlín, las incógnitas continúan rodeando los últimos días de Hitler.

La Agencia Central de Inteligencia estadounidense, la omnipresente CIA, en colaboración con los servicios secretos del Mosad israelí, estaría a sólo un paso de desclasificar un dossier de documentación confidencial que podría hacer saltar, en mil pedazos, la versión más extendida: Hitler se suicidó junto a Eva Braun y mandó quemar sus cuerpos. Todo parecido con la realidad es pura coincidencia.

Según informes sellados por las más altas instancias del espionaje americano en Europa y a las que ha tenido acceso, en rigurosa exclusiva, la redacción editorial de Mediterráneo Digital, el Gobierno de la Casa Blanca tendría plena constancia, desde los años de la Guerra Fría, que Adolf Hitler habría huido, junto a varios de los oficiales de su séquito de confianza, hasta tierras mediterráneas días antes del final del conflicto.

Adolf Hitler, aquel simpático pescador de Calafell

Con la colaboración oficiosa del régimen franquista que le sirvió de cómplice, el líder nazi fue recogido la primavera de 1945 en la frontera francesa, en una operación de máxima seguridad desarrollada por un contingente especializado de la Guardia Civil y se instaló, con una identidad falsa, en la localidad tarraconense de Calafell.

Allí, y con total discreción, Hitler vivió durante más de una década junto a su esposa, bajo el falso nombre de Adolf Reltih i Segarra, se dedicó a leer, a la pesca y a la pintura, una de sus grandes pasiones, e incluso compartió mesa y mantel con numerosos pueblerinos de la zona. Nadie sabía quién era en realidad aquel simpático vecino de origen alemán.

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"Era una persona normal" recuerda Antoni Pla, nieto de Jaume Pla, amigo personal de Hitler "muchas veces había salido a pescar con mi abuelo. Yo mismo lo recuerdo paseando por la calle Mayor. Siempre nos decía que era alemán de madre catalana, y que había huido de su país durante la guerra. Nunca nos pudimos imaginar de quien se trataba en realidad".

En sus últimos años, incluso, además de castellano, llegó a hablar perfectamente el catalán.

"Le encantaba comer seques amb botifarra y era un enamorado del mar. Los domingos, hacía largas sobremesas en su jardín. Todos aquí le recuerdan con mucho cariño. Para la Fiesta de la Cerveza, siempre se vestía con el traje típico bávaro y se paseaba orgulloso por el puerto", nos explican.

Hitler, a pesar de mantener sus costumbres tradicionales arias, se integró plenamente en la vida de la localidad. Participó en varios aplecs de sardanas y era capaz de preparar un delicioso pa amb tomaquet. "El pueblo está conmocionado con esta noticia. La casa donde vivió, cerca del puerto, es hoy un restaurante. Nos hemos quedado todos estupefactos".

Calafell se plantea crear un 'Hitler-tour' para fomentar el turismo

Una mañana del mes de Octubre de 1955, Calafell pierde la pista de Hitler. Simplemente, desapareció junto a su esposa. Se desvaneció. Sin dejar rastro. "Todos pensamos que había vuelto a Alemania, echaba mucho de menos su vida en Munich", nos cuenta Montserrat Gayolà, una octogenaria, hija de la pastelera del pueblo. "Nos extrañó que no se despidiera, era un hombre muy amable y con una educación exquisita. Siempre le recordaremos con mucho cariño".

A falta de confirmación del Gobierno norteamericano, son muchos los que piden ya abrir una investigación oficial en los archivos históricos del pueblo, derrumbar la casa donde vivió el líder alemán o incluso, los más atrevidos, se atreven a poner en marcha una ruta turística por sus lugares de referencia habituales, una especie de 'tour catalán' en versión nazi. La pela es la pela. Y es que después de destaparse el enigma, en Calafell, la pequeña villa a la orilla del Mediterráneo, ya nada volvera a ser igual.

 

¡Tranquilos! Sentimos quitaros la ilusión. Esta noticia NO es real. La Maldad del Día es la sección satírica de Mediterráneo Digital. Es una broma. En los últimos años, son muchos los que aseguran haber visto a Hitler en Chile, Argentina o en Paraguay, un escritor brasileño incluso publicó un libro contando que vivió en las playas de Copacabana y hasta que se casó con una mulata... pero en Calafell, de momento, no hay pistas sobre el paradero oculto del líder nazi.

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