
Los analfabetos funcionales que, al amparo de la falsa cobertura de un título universitario, intentan reescribir la Historia con el único fin de adaptarla a sus postulados ideológicos, forman la irreductible legión de pseudhistoriadores, aquellos sectarios que pretenden imponernos una visión del pasado no sólo falsa sino también inevitablemente inculta, manipulada y muy cateta.
Ya sabéis que Kilian Cuerda Ros -el profesor metido a cruzado cancelacionista que odia a MEDITERRÁNEO DIGITAL y que ha aprendido sus tácticas interneteras en la generación woke de Estados Unidos- editó las memorias de su abuelo en la División Azul.

Kilian Cuerda Ros nos ofreció su versión de estos hechos históricos que -de un día para otro- se convirtió en la divertida comidilla de los autores serios que, de verdad, han estudiado a la División Española de Voluntarios. La famosa División 250 del Ejército Alemán de la cual -al comentar las vivencias de su abuelo- demuestra nuestro Kilian no tener ni la más mínima idea. Sin embargo, sienta cátedra con una asombrosa desfachatez. Y es que Kilian piensa desde su púlpito de superioridad moral -en esto como en todo al parecer- que los lectores somos idiotas.
Leyendo el librito llegamos a curiosísimas conclusiones.
La gran mentira de Kilian Cuerda: su abuelo fue un fascista de la División Azul
El abuelo fascista de la División Azul
Joaquín Ros Cabo era un sencillo músico que perteneció a la Banda de Música de la División Azul. No era profesional, y esto es importante subrayarlo; en un lugar del diario se describe ambiguamente como “músico de 3ª” (pág. 50) y en otro, ya de manera bastante más explícita, como “educando de banda” (pág. 76), graduación que es la que intuimos tenía. En resumen: ocupaba el escalafón más bajo en la Banda de Música, lo que tendrá las consecuencias que después veremos.
El Diario tiene muy poco interés: el abuelo divisionario no presenció demasiada acción y, por esta misma razón, tiene muy poco que contar. Kilian Cuerda Ros ha optado por no corregir las abundantes faltas de ortografía, lo cual puede tener alguna razón de ser -revelar el nivel cultural real del autor- pero tampoco se ha tomado la molestia de anotar mínimamente el texto por ejemplo con respecto a los topónimos o a los personajes citados, sin duda porque él mismo no tiene ni la más remota idea de cuáles son esos lugares o quieres eran esos personajes.

Por las mismas, es incapaz de decir qué hacía su abuelo y dónde estaba destinado. Pero esto es muy fácil de explicar para cualquier mínimo conocedor de la cuestión. Cuando de España salió la Banda de Música para la División Azul, el grueso de la misma ya estaba camino del frente. Pero aún no se sabía que en el Ejército Alemán no existían “Músicas Divisionarias”, sino bandas regimentales. Por ello, cuando la Banda alcanzó a la División, en su larga marcha a pie hacia el frente -ellos fueron en tren- fue dividida en tres pequeños grupos, asignados a los tres Regimientos de Infantería. Joaquín Ros Cabo fue a parar al 269º Regimiento. Y como podemos ver por la chapa de identificación que se reproduce en el libro quedó encuadrado en la Compañía de Plana Mayor, la Quince. De ahí las referencias que aparecen en el texto a un héroe alicantino, el teniente Galiana -Jaime Galiana Garmilla- que ganaría nada más y nada menos que la Cruz Laureada de San Fernando. El Teniente Galiana mandaba la Sección de Zapadores de Asalto integrada en esa misma Quince Compañía.
El abuelo músico de nuestro Kilian despotrica bastante del Teniente Galiana. Esto no es debido a ninguna razón política o ideológica -como afirma el pseudohistoriador- sino a la razón que conoce cualquier estudioso del carácter divisionario: un oficial de tropas de asalto se desesperaría diariamente en su trato con estos apacibles músicos militares.
En situación de guerra, los miembros de estas bandas regimentales integradas en las Compañías de Plana debían actuar como camilleros. Pero la verdad es que no se contaba con camillas de dotación, así que los mandos españoles optaron por usarlos como mano de obra para descargar munición, cargar camiones de suministros y demás ingratísimas tareas. Más adelante, se decidió reagrupar a todos los efectivos de la Banda para que prestaran distintos servicios auxiliares en el Cuartel General. Dicho de otra manera: lo que el abuelo de nuestro personaje hizo en Rusia fue tocar su instrumento unas pocas veces, descargar bastantes camiones, y hacer bastantes guardias sin acercarse nunca al frente. Era un simple músico. Y en la Banda, donde todos los profesionales estaban asimilados a suboficiales o cabos, la posición de Ros era la de ser “el último mono” y, por tanto, descargar mas camiones que nadie, hacer mas guardias que nadie y trabajar más que nadie en estas pesadísimas tareas: cualquiera de los miembros con galones de la banda se desmarcaba de prestar tales servicios, en la más arraigada tradición del escaqueo propia del Ejército Español.
En nuestro Ejército, los oficiales y suboficiales no prestan los llamados “servicios mecánicos” y sólo prestan algunos de los llamados “servicios económicos”. Es la tropa la que corre a cargo de ellos. Pues bien, en una unidad con tantos hombres asimilados a los rangos de oficiales y suboficiales como una banda de música, esto significa que la tropa presta estos servicios de manera muy frecuente. De ahí las constantes quejas de Ros Cabo contra los músicos profesionales de su unidad, que Kilian Cuerda, de manera asombrosa, no sabe interpretar correctamente. Todo esto es lo que nos ofrece este Diario: las quejas y pesares de este grupo de músicos de retaguardia utilizados como porteadores, así como sus rencillas internas.
Los milicianos del Frente Popular lo intentaron fusilar
La gracia precisamente estriba en que Kilian Cuerda cree habernos descubierto un tesoro. Lo primero que llama la atención es como nos describe a su abuelo. Miembro de una familia humilde, pero muy católica, de la Valencia rural, su experiencia del dominio del Frente Popular fue terrible. Tras estallar el Alzamiento, los milicianos fueron a buscar a su padre para asesinarlo, pero no pudiendo encontrar al padre ni a Joaquín, tomaron la decisión de llevarse para asesinarlos a su madre y a dos hermanos pequeños, lo que solo se pudo evitar in extremis. Ya solo este hecho explicaría que Joaquín quisiera ir a Rusia, y lo que llama la atención es como Kilian Cuerda narra los hechos para exculpar al Frente Popular. Según el conocido cancelacionista, se trató de milicianos “incontrolados” que actuaron debido al “vacío de poder creado por el golpe militar”. O sea, los que pudieron haber acabado con la vida de todos sus antepasados no eran en realidad responsables de nada. La culpa de que quisieran matarlos, pues ¿de quién va a ser?, de Franco naturalmente. El hecho de que esos milicianos pretendieran exterminar a una familia humilde por el hecho de que estaba muy implicada en la vida de la Parroquia no le produce ninguna reflexión a Kilian sobre la intrínseca perversión de valores morales que ello implica.
Joaquín Ros fue movilizado por el Ejército Popular Republicano, pero desertó y se pasó al Ejército Nacional en septiembre de 1938, sirviendo como músico en una Bandera de Falange. Sin embargo, en 1941 continuaba en el Ejército. Como había nacido en enero de 1915, el hecho de que siguiera en filas solo tiene una explicación: deseaba seguir vida profesional como músico militar. Su nieto dice que “continuó movilizado”. Evidentemente se equivoca. Otra vez más ni puñetera idea: había prestado todo el tiempo que le tocaba de servicio y su quinta ya había sido licenciada. Si continuaba en el Ejército, era porque quería, posiblemente, hacer carrera en él.
Kilian Cuerda miente y manipula la historia
La primera sandez que hace el nieto es interpretar de forma absurda una frase muy sencilla. Joaquín escribe al principio de su diario: “El día 12 de julio nos consultaron si queríamos ir voluntarios a luchar contra el comunismo a Rusia y se presentaron tres, pero al decir que era para formar parte de la banda de música de la División Azul nos presentamos todos y así lo comunican”.
El texto es meridianamente claro, pero Kilian Cuerda afirma en su introducción que aun “siendo afiliado a Falange, acudió a la División Azul de manera obligada, bajo coacción”. ¿De dónde saca esa versión? Un dato muy relevante que nos explica el ínclito Cuerda: “La familia ha conservado la memoria oral del relato de Joaquín Ros que contó a su vuelta que fueron formados en el patio del cuartel para el reclutamiento y, ante el hecho de que sólo se presentaron tres voluntarios en la primera petición, el oficial sacó la pistola y, arma en mano y a voz en grito, volvió a pedir voluntarios, presentándose entonces todos”.

Esto -evidentemente- es mentira. El día 12, leemos, se pidieron voluntarios “para luchar contra el comunismo”. No hubo demasiado éxito, nada extraño, si tenemos en cuenta que Joaquín Ros servía en una banda de música, que no es un tipo de fuerza militar que se caracterice por su afán guerrero. En realidad, el éxito de la convocatoria no es despreciable. Dados los efectivos que ese momento tenía una Banda Divisionaria en España, 62 hombres, suponen casi un 5 %. Esto ni lo cuenta Cuerda... ¿para qué estropear con la verdad un relato familiar tan hermoso?
Pero después la cosa se plantea en los términos correctos: no se piden voluntarios “para luchar”, sino para formar la banda de música de la División Azul, y entonces se presentan todos, algo lo más normal del mundo porque de lo que se trata ahora es de ir a tocar música, no a pegar tiros. Y ahí acaba el “problema”. Se apuntaron voluntarios cuando les quedó claro que iban a ir a Rusia para actuar como una banda musical.
Por otra parte, una mínima consulta a cualquier libro de historia de la División 250 -cosa que Kilian no ha hecho ni piensa hacer- le bastaría para entender que era absolutamente innecesario que el dia 12 nadie fuera a reclutarlos nadie a la fuerza porque -oh Cuerda curiosidades de la Historia-el contingente ya estaba formado y el día 13 salieron de Madrid, Valencia y otras ciudades los primeros contingentes. Es decir, la División Azul no necesitaba a esa fecha de más combatientes porque ya tenía sus cuadros completos y en marcha hacia Alemania. Qué fácil se pilla a un sectario y a un mentiroso amigo Cuerda.
Todo esto nos lleva a preguntarnos con qué clase de personajes y de ideas falsas se ha forjado aquello de la Memoria Democrática.
Continuará....
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