
Ya está aquí la nueva ley de Memoria Democrática, la evolución más perversa, totalitaria y revanchista de la Memoria Histórica original de José Luis Rodríguez Zapatero. El franquismo está erradicado y prohibido de todos los ámbitos de la vida pública. Nunca se llegó tan lejos.

Las Cortes de Aragón han aprobado este jueves la denominada ley de Memoria Democrática, sancionará con fuertes multas a los ayuntamientos que mantengan símbolos franquistas. Este es uno de los puntos más polémicos de la norma que han sacado adelante los partidos de izquierdas y Ciudadanos, con el rechazo del PP y PAR. Lo publica el diario el Heraldo.
Para velar por su cumplimiento no solo se podrán retirar ayudas públicas e impedir el acceso a subvenciones, sino que se establece un régimen sancionador que castiga desde los 200 euros las sanciones leves hasta los 150.000 euros para las muy graves, como la destrucción de documentos de la memoria democrática o de la República. El pensamiento único. El terrorífico Gran Hermano de Orwell ya es una realidad.
La ley recoge igualmente la actualización del mapa de fosas, más de 600 en las que están enterrados 10.000 aragoneses como ha recordado el diputado de Podemos Alfonso Clavería, la puesta en marcha de un protocolo de exhumaciones y la creación de un depósito de ADN homologado con otras bases de datos para intercambiar datos en procesos de identificación de solicitantes, víctimas o de niños robados. A estos últimos y a sus familiares directos se les reconoce “por primera vez” como víctimas del franquismo.
Igualmente, la normativa obliga a prestar “el apoyo necesario” para que las familias puedan recuperar a los aragoneses que fueron enterrados “clandestina e ilegalmente” en el mausoleo del Valle de los Caídos.
El debate parlamentario, al que han acudido las asociaciones memorialistas, no ha deparado sorpresas, con un rifirrafe de recriminaciones entre los diputados de la izquierda, que han hablado de “día histórico”, y los del PP y PAR, que lo han calificado de "indignante".

El odio sin límites de la izquierda que sigue propagándose a dispersión, cambiando la historia y separando a los españoles entre buenos y malos. Esta metástasis ya no tiene solución, no hay marcha atrás. El espíritu de concordia de la Transición está definitivamente enterrado. Muy pronto ya será demasiado tarde.