
El uso de las aplicaciones de comunicación durante la pandemia de coronavirus Covid-19 se ha triplicado. Uno de los servicios que más se ha beneficiado del confinamiento ha sido WhatsApp, empresa de mensajería propiedad de Facebook que alberga a más de 2.000 millones de usuarios. Para combatir supuestamente la propagación de bulos ha puesto en marcha esta semana una nueva y polémica función: ha limitado los mensajes reenviados a un único chat. Una medida que ha despertado, sin embargo, el fantasma de la censura entre los usuarios contrarios al Gobierno español, con una polémica al respecto que en las últimas horas ha cobrado fuerza precisamente en las redes sociales de nuestro país.

La nueva función hace más restrictiva la plataforma, que el pasado año limitó a cinco los mensajes reenviados. La «app», que cuenta con una penetración del 93% de los móviles en España, también pretende reducir las cadenas de mensajes. A diferencia del pasado, desde ahora tampoco se pueden compartir entre los grupos y contactos individuales los mensajes que han sido reenviados más de cinco veces con antelación. Una notificación en forma de ventana flotante advierte a los usuarios que no pueden difundir esos mensajes, aunque es posible saltarse la restricción copiando el contenido y pegándolo en otro chat.
La compañía ha justificado esta decisión, que todavía se desconoce si se mantendrá tras la pandemia, como mecanismo para reducir la viralidad de cara a centrarse en una comunicación menos activista y más personal. Esta limitación ha entrado en vigor desde esta semana a nivel mundial, aunque se está extendiendo de manera progresiva. «En las últimas semanas, el público ha utilizado la plataforma también para organizar acciones multitudinarias de apoyo a los trabajadores sanitarios», apuntan a este diario fuentes de la empresa. Pero advierten: «hemos visto un aumento significativo en la cantidad de reenvíos que los usuarios consideran que puede ser abrumador y puede contribuir a propagar desinformación. Creemos que es importante disminuir la transmisión de estos mensajes para mantener WhatsApp como espacio para la conversación personal».
Uno de los efecto colaterales de la proliferación de las redes sociales en los últimos años ha sido el auge de las llamadas «fake news» o noticias falsas. Mensajes que, en muchas ocasiones, incluyen datos sesgados y pueden caer en el peligroso agujero de los bulos. Frente a este nuevo escenario se ha dado paso a la normalización de empresas de verificación informativa que han empezado a alcanzar acuerdos con los principales gigantes de internet. Equipos de revisores humanos encargados de decidir lo que es nocivo para el debate público. Un Ministerio de la Verdad que censurará la información no oficial.
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La izquierda censura las redes
Facebook, empresa estadounidense, llegó el pasado año a un acuerdo para asociarse con 43 firmas especializadas en «fact checking» a nivel internacional. En España, los encargados de las actividades son Newtral, productora de programas de televisión como «El Objetivo» fundada por la periodista Ana Pastor, de marcada ideología progresista y progubernamental, y Maldita.es, un proyecto independiente nacido en 2017 formado por periodistas de «La Sexta» y «ElDiario.es».
También Google ha dado apoyo a algunas de estas iniciativas, escogiendo a Maldita como plataforma de coordinación en Europa para «ayudar a reducir la difusión perjudicial de información falsa». El gigante de internet a destinado un 6,5 millones de dólares (5,4 millones de euros) en financiación para una veintena de verificadores de datos.
Las publicaciones no se eliminan a pesar de pasarle el filtro de la verificación, sino que la red social le da menor visibilidad en su muro de actualizaciones y la destaca con un cartel. Las páginas marcadas pierden toda su visibilidad en la red. Según la multinacional estadounidense, «mantenemos relaciones tanto con funcionarios gubernamentales y no gubernamentales, como con responsables políticos y partidos políticos en los países donde operamos».
Tras introducir los límites a los mensajes reenviados en 2019 para restringir su viralidad, la «app» ha registrado una disminución del 25% en el reenvío de este tipo de mensajes a nivel mundial, reconoce la empresa.
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