
Mélani Olivares, la actriz catalana que ha protagonizado varias películas y series de televisión, entre las que destaca la conocida serie Aida, se encuentra inmersa en una gira promocional de su primer libro titulado 'Momento Re', una mezcla de textos autobiográfico y fotografías donde habla de algunos de los momentos de su vida privada más polémicos, así como de algunas decisiones que ha tomado a lo largo de sus 50 años que han marcado el curso de su vida.
En ese sentido, durante una entrevista en el programa de televisión 'La Roca', presentado por Nuria Roca, Mélani confesó uno de los momentos más durois a los que se ha tenido que enfrentar. Justo antes de viajar a Etiopía para recoger a su hija adoptiva, se quedó embarazada «de alguien que no sabía quién era», por lo que decidió abortar. La intérprete explicó que su decisión de no seguir adelante con el embarazo fue una elección difícil, pero finalmente decidió viajar a África para traer a su hija Martina y no tener al otro bebé que esperaba. «La decisión que tomé a partir de eso es algo con lo que se puede abrir debate, pero yo en ese momento no lo viví así. Yo lo viví como: 'Yo es lo que quiero. Yo tengo a mi hija que me voy el martes a buscarla, ¿qué hago yo con esto?», confesó, añadiendo que: «¿Esto que tengo aquí es mi bebé? No, mi bebé es esa. Y es ahí donde quiero ir. Quiero ir a recogerla y es mi hija. Yo ya estoy emocionada con eso».

Por otro lado, en una entrevista en Shangay, explicó que ser madre era un deseo que tenía claro desde que nació. Sin embargo, al no tener pareja ni ganas de «compartir ese momento de maternidad que deseaba con alguien que no estaba», procedió a iniciar los trámites de adopción. No obstante, la vida da muchas vueltas, y a raíz de su relación con el músico Javier Rojas, en 2012 nació Manuela y, tras ello,tuvo a Lucho, en 2017, fruto de su relación con Gorka González.
Las decisiones «no son buenas o malas»
Asimismo, la actriz catalana reveló, en una entrevista realizada en 2021, que tuvo un aborto tras siete meses de embarazo cuando tenía 18 años, fruto de una relación con un hombre de 32 años.
Siendo su experiencia una lección sobre la importancia de tomar decisiones difíciles y seguir adelante con lo que uno cree que es correcto, sin importar lo que piensen los demás. En ese sentido, en el libro hace una reflexión sobre este tema y asegura que las decisiones «no son buenas o malas», sino que se toman según las circunstancias, lo que «te hace crecer hacia un lado u otro», siendo la base con la que te «vas creando a ti misma y afianzando lo que eres».

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