El president de la Generalitat, Quim Torra, ha comparecido en el Parlament para dar la respuesta oficial del Govern a la esperada sentencia del procés, que ha condenado a los líderes independentista a penas entre 12 y 9 años de prisión por los delitos de sedición y malversación, y que ha desatado la oleada de disturbios y caos que vive Cataluña.
Sentencia del procés: los líderes independentistas, condenados por sedición y malversación
Y como era de esperar, la receta política del líder del Ejecutivo pasa por echar más gasolina al fuego. Torra ha dicho que la solución al conflicto es “volver a ejercer el derecho a la autodeterminación” y “validar la independencia”. “No podemos continuar en esta jaula que no deja de añadir barrotes”. Por si todavía quedaban dudas de que no hay marcha atrás.
Después de su improvisado mensaje a medianoche, cuando salió por la televisión autonómica desde Palau para condenar con la boca pequeña los enfrentamientos que asedian las calles de Barcelona, y que han dejado ya más de 200 heridos y una retahila infinita de mobiliario púbico destrozado, el presidente de la Generalitat comparecía en un Parlament absolutamente sitiado y blindado por los Mossos.
La sesión llega marcada por tres noches consecutivas de violencia independentista, que ha sumido Cataluña en el caos total.
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Torra ha arrancado su discurso calificando la sentencia del Tribunal Supremo de "infame" y pidiendo al independentismo "dar un paso adelante y decir basta".
"No se puede aceptar esta venganza injusta sin tener remordimientos. No hay que ser independentista ni catalanista ni soberanista para ver que es una vergüenza. El juicio fue una escenificación de una sentencia que ya estaba escrita".
"No aceptamos la sentencia de la ignominia", ha proclamado desde la Tribuna, y ha acusado al Estado de construir un "relato falso de que el independentismo es violento", además de calificar de "irregulares" la detenciones de los CDR que según la Guardia Civil y la Policía Nacional estaban preparando un comando terrorista.
Y aquí ha llegado su gran órdago: amenazar con un nuevo referéndum de independencia. ¿Pero no aseguraron durante años que el 1 de octubre era una consulta vinculante?
"Habrá que volver a poner las urnas para la autodeterminación; ningún tribunal impedirá a este presidente cualquier iniciativa por el derecho a la autodeterminación (tras mostrar la resolución del TC). Volveremos a hablar y debatir sobre el derecho a la autodeterminación en esta Cámara".
También ha asegurado que en la primavera de 2020 estará lista la nueva «Constitución republicana», que prepara el cantante y exdiputado Lluís Llach.
La estrategia del independentismo no es nueva: se trata simplemente de ganar tiempo y forzar al Estado a sentarse a negociar. Lo hicieron con la consulta del 9 de noviembre de 2014 y lo repitieron con el referéndum del 1 de octubre de 2017. El problema es que el Gobierno de la Nación va a perder por incomparecencia. El Estado lleva décadas desaparecido de Cataluña. Ni está ni se le espera.
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