
En caída libre. Y sin frenos. Pésimos resultados (otra vez) para Unidas Podemos y las marcas vinculadas al liderato de la pareja bolchevique de Galapagar, Pablo Iglesias y la portavoza Irene Montero, que se desploman en toda España y en todas las elecciones (locales, autonómicas y europeas). Una catarsis general sin precedentes.

Los números del desastre dejaron mudo a Iglesias, que fue el único líder nacional que no compareció tras la noche electoral. Además, cobarde. 860.000 votos menos y 68 diputados que se esfuman en las 12 comunidades que abrieron las urnas. Municipalmente, ha sido otra masacre. Los comunistas pierden Madrid, Barcelona y capitales tan importantes como Valencia o Zaragoza. Han dejado el mapa, literalmente, como un gulag.
La noche fue especialmente humillante y dura en lo personal para el líder de Podemos; sus malos resultados contrastaron con los obtenidos por otras formaciones de extrema izquierda lideradas por sus principales enemigos, todos escindidos de su liderato stalinista y totalitario. Las mil escisiones que han surgido en 4 años de Podemos.
En la Comunidad de Madrid por ejemplo, la candidatura de Más Madrid, liderada por Iñigo Errejón triplicó los votos a la lista de Iglesias, liderada por Isa Serra, que bordeó la catástrofe y se quedó a solo unas décimas de no obtener representación.
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El otro gran triunfador en el espacio de la extrema izquierda a nivel nacional, y casi el único, fue Kichi que logró un gran resultado en Cádiz y podrá gobernar cómodamente con mayoría absoluta. Él y su pareja Teresa Rodríguez han sido los dirigentes más críticos con Iglesias y Montero, especialmente después de que se comprasen el chalé de lujo en Galapagar. Este 26M, lejos de la marca oficial, lo petaron en las urnas.
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El primer varapalo de la noche fue el resultado de las Elecciones Europeas. De ser la sorpresa en 2014, cuando irrumpieron en el Parlamento Europeo con más de un millón de votos y cinco eurodiputados sin que nadie se lo esperara, la formación comunista sufrió un duro golpe y el enésimo descalabro en su línea de flotación. Su unión con Izquierda Unida tan solo les ha reportado seis europarlamentarios cuando por separado hace cinco años, juntos, sumaban once. Un desastre sin paliativos.
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Pesadilla autonómica
Pero la noche fue especialmente sangrante en el plano autonómico y municipal. Los podemitas han perdido algunas comunidades autónomas en las que hasta ahora eran clave para formar gobierno, como en Castilla La Mancha, donde sostenían al gobierno del socialista Emiliano García Page con tres diputados. Han desaparecido del mapa.
Aunque la pérdida de poder territorial es general, hay comunidades muy damnificadas. Castilla y León, que siempre ha sido prioritaria para Iglesias en sus campañas -la ha visitado siempre- es una de ellas. Pasa de 10 a un diputado, se deja 97.000 votos. También números rojos llamativos en Aragón. De 14 a cinco escaños, dilapidando 83.857 votos.
En Murcia, Unidas Podemos se queda en dos diputados, frente a los seis que tenía hasta ahora, dejándose 48.000 votos; en Asturias baja de nueve a cuatro escaños, con una bajada de 45.000 votos -y aún así es de los pocos territorios donde puede dar el Gobierno al PSOE; en Navarra, donde Iglesias había depositado grandes esperanzas de entrar en el Gobierno, pierden cinco diputados (pasa de siete a dos), cayendo 30.000 votos.
Incluso en aquellos lugares donde la suma de distintas fuerzas, incluida Unidas Podemos, podría conformar un gobierno de izquierdas, el partido que lidera Iglesias se ve mermado. En Baleares cae cuatro diputados y 22.000 votos; en La Rioja se deja dos escaños y 7.500 papeletas; mientras que en Canarias pasa de siete a cuatro asientos, con casi 54.000 papeletas menos que en 2015.
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Desastre municipal

Podemos no ha conseguido revalidar ninguna de las denominadas alcaldías del cambio, que sustentaron el poder municipal del partido en 2015. Madrid y Barcelona pierden a sus dos estandartes, Manuela Carmena, que ya iba por libre, y la candidatura de Ada Colau, vinculada estratégicamente a Iglesias.
Zaragoza, donde tras la ruptura de Podemos con Zaragoza en Común, pierden la mayoría han dejado la ciudad en manos del bloque de la derecha, y Valencia, en el que la fuerza municipal de los tres concejales que sustentaban en la alcaldía a Joan Ribó también se esfuman.
Tampoco volverán a gobernar en La Coruña donde Xulio Ferreiro, uno de los llamados alcaldes de las mareas, ha pasado de diez concejales en 2015 a tan solo 6. Otro que se va al garete. Y también pierden Ferrol y Santiago de Compostela donde han sufrido también otra caída considerable.
Podemos, la formación comunista que irrumpió en el tablero político nacional hace 5 años y amenazó con tomar el cielo por asalto, se esfuma ahora absorbido por su propio agujero negro de incoherencias, sus intrigas de poder, sus escisiones fratricidas y sus peleas internas. Nunca un chalé le salió tan caro. Sí, se puede.
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