
El Gobierno socialista de Pedro Sánchez sacará a Francisco Franco del Valle de los Caídos, una decisión prioritaria y que han calificado de "inminente" en cumplimiento de la reforma de la Ley de Memoria Histórica aprobada hace apenas un año en el Congreso de los Diputados, una decisión que tiene como eje central y finalidad "resignificar la función del Valle de los Caídos, para que deje de ser un lugar de memoria franquista y nacional-católica".

Además, también se pide "trasladar a un lugar no prioritario", aunque dentro del mismo edificio, los restos del líder y fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera.
Exhumar los restos del anterior Jefe del Estado, una decisión sin precedentes en nuestra época contemporánea que amenaza con dinamitar, definitivamente, el consenso de la Transición y reaviviar viejas heridas que ya parecían definitivamente enterradas. Vuelve el cisma eterno entre las dos Españas.
¿Qué pasa en el resto del mundo?
Sin embargo, ¿qué pasa con los que tanto gustan a los dirigentes de la izquierda política de nuestro país, los antiguos líderes de comunistas? ¿Se mantiene su memoria y se les honra en lugares preferentes o han sido apartados de la opinión pública para no recordar la historia? Nada más lejos de la realidad.
En el caso de Rusia, cuna del comunismo tras la revolución de 1917, cuenta con un Mausoleo de Lenin y una Necrópolis en la Muralla del Kremlin. Allí está enterrado Lenin, que es la figura central y reposa embalsado. Tras su muerte en 1924, fue levantado un edificio conmemorativo para albergar los restos del dictador comunista.

Tras el fallecimiento de Stalin en 1953, su cuerpo fue colocado junto a la momia de Lenin. Sin embargo, en el año 1961 sería trasladado a la Muralla del Kremlin.
En esta espectacular necrópolis, yacen muchos dirigentes bolcheviques y los principales líderes comunistas de la Revolución Roja de 1917.
Este monumento homenaje a las figuras del Kremlin está en la Plaza Roja, en el centro de Moscú, y se ha convertido en uno de los principales reclamos turísticos de la ciudad, albergando largas colas de turistas o fanáticos comunistas en todas las épocas del año.
Cuba, la cuna de la Revolución
En el caso de Cuba, el Che Guevara también cuenta con un mausoleo propio en la ciudad de Santa Clara.
Ernesto Che Guevara, uno de los líderes de la Revolución, murió en Bolivia, tras impulsar un levantamiento armado contra el Gobierno, y su cadáver fue identificado en 1997. Tras el hallazgo, los restos mortales fueron trasladados a la isla, donde fue enterrado con todos los honores militares. Junto a él, descansan otros 29 combatientes comunistas fallecidos en 1967.
En Santiago de Cuba se encuentran los restos de otro dictador y represor comunista, Fidel Castro. El tirano, después de más de medio siglo en el poder, falleció el año pasado y sus restos fueron incinerados y depositados en un monolito gris que ya ha recibido más de 150.000 visistas.

El Museo de Chávez en Venezuela
El temido gorila Rojo. El ídolo de Podemos. El gran referente de la revolución bolivariana en Venezuela. Hugo Chávez Frías, fue enterrado en marzo de 2013, tras más de una semana de honores militares, en el Cuartel de la Montaña, en el también conocido como Museo Histórico Militar. Un edificio multiusos ubicado en el sector Monte de Piedad del Municipio Libertad, en Caracas.
Tras el fallecimiento de Chávez, el gobierno de Nicolás Maduro decidió adecuar el espacio para que funcionara como mausoleo y museo donde se exhibieran objetos relacionados con la vida del presidente fallecido, conservando su condición adicional de Museo Militar.
Se encargaron las obras al arquitecto venezolano Fruto Vivas en varias salas, destacando el monumento conocido como "La Flor de los Cuatro Elementos" (el fuego, el viento, la tierra y el agua), donde está el sarcófago del expresidente. El lugar recibe la visita de unas 800 personas diariamente, y más de 2.000 los fines de semana.
¿Qué pasa con los líderes fascistas?

Si bien los dictadores comunistas cuentan con espectaculares mausoleos y reciben miles de visitas al año, el caso de dos dirigentes como Adolf Hilter o Benito Mussolini es bien distinto. El Führer ni siquiera tiene una tumba, ni nadie puede asegurar donde reposa. El destino de sus restos, siempre ha sido un misterio y ha dado lugar a las más descabelladas teorías. Oficialmente, murió en Berlín en 1945.
En el caso de Benito Mussolini, su cuerpo fue escondido en sitios tan pintorescos como el maletero de un coche o un armario, hasta que simpatizantes fascistas los encontraron y los robaron. Finalmente, en 1957, fue entregado a su familia, que le dio sepultura en una capilla familiar... que ha sido varias veces profanada por la extrema izquierda.
#ÚltimaHora Es inminente: en julio, la izquierda profanará la tumba de Franco del Valle de los Caídos https://t.co/CkUiZdKy5y
— MEDITERRÁNEO DIGITAL (@MediterraneoDGT) 27 de junio de 2018