
Ignacio Garriga, diputado de VOX, confundió a Alberto Garzón, líder de Izquierda Unida y actual ministro de Consumo con su hermano Eduardo, y este error le ha servido a Carlos Bardem para vomitar todas sus bilis contra el dirigente aludiendo directamente a su color de piel. Garriga, catalán de nacimiento, es mulato.

Todo ocurrió durante la mal llamada ‘Comisión para la Reconstrucción’, una presunta reedición de los famosos 'Pactos de La Moncloa' durante los primeros años de la Transición que la izquierda ha copado para volver a imponer sus tesis con calzador y después culpar a la oposición de no querer llegar a acuerdos.
Sin ir más lejos, el vicepresidente de esta “comisión”, que está liderada por el socialista Patxi López, es Enrique Santiago, secretario general del Partido Comunista, que pidió cerrar MEDITERRÁNEO DIGITAL por no estar de acuerdo con nuestra línea editorial. Maravillosa fórmula de consenso para llegar a acuerdos con los que piensan diferente: aniquilándolos, mandándolos directamente al gulag. Libertad hecha a media. Lecciones de democracia, directamente en vena.
En el Congreso, Garriga confundió a Alberto con su hermano Eduardo, y el actor y productor Carlos Bardem, el mayor de la saga, redomado comunista que vive como un marqués, aprovechó para intentar mofarse de su error.
“El Tío Tom no está bien informado”, escribió, haciendo una referencia sarcástica a que el diputado de VOX es mulato.

El Tío Tom no está bien informado. ? https://t.co/Fo5DUIdEku
— Carlos Bardem Oficial (@carlosbardem) May 11, 2020
Tío Tom es el personaje principal de la novela escrita en 1852 por de Harriet Beecher Stowe con el título ‘La cabaña del tío Tom’.
El término «Tío Tom» se utiliza en EEUU como un despectivo calificativo para cualquier persona de raza negra, para restregarle su supuesta condición de ‘subordinado‘ o de esclavo. En la sociedad nortamericana, donde han hecho carrera y millones otro hermano Bardem, es un insulto de extrema gravedad, más ofensivo incluso que el de ‘nigger‘ (negrata).
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¿Alguien se imagina que pasaría si fuera al revés? Un diputado de VOX llamando ‘negrata’ o ‘mona’ a una dirigente de Podemos o de la izquierda española, insultándola por su color de piel?
Los medios de comunicación lo llevarían a todas sus portadas. Las tertulias le dedicarían horas de televisión, donde los supuestos expertos vomitarían bilis contra el “racismo” y la “xenofobia” de la extrema derecha. ¡Vuelve Franco! ¡Nazis! Se organizarían escraches, batidas. Y a la diputada ofendida se la ungiría hasta los infinito como una mártir de la causa.
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Como es un negro de VOX, ni siquiera te lo contarán, aquí no pasa nada. Igual que las feministas, que callan como perras cuando las injuriadas o amenazadas son mujeres de derechas. No cuentan.
La izquierda española y su consabido púlpito de superioridad moral. O la Ley del embudo. Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago. Libertad hecha a medida. Están enfermos de odio.
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