El presidente de EEUU, Donald Trump y el dictador de Corea del Norte, Kim Jong Un, se han encontrado este domingo en el lado norcoreano del Área de Seguridad Conjunta que conecta las dos Coreas, en el comienzo del tercer encuentro cara a cara que mantendrán ambos mandatarios y la reactivación de las conversaciones tras el fracaso de la cumbre de febrero en Hanói (Vietnam).
Con este gesto, Donald Trump se ha convertido en el primer presidente estadounidense al cargo que pone pie en territorio norcoreano, como ha recordado el líder de Corea del Norte. "El presidente Trump acaba de cruzar la línea de demarcación. Se ha convertido en el primer presidente de Estados Unidos que visita nuestro país, y veo este acto como una expresión de eliminar un desafortunado pasado y abrir un nuevo futuro", ha declarado Kim, codo con codo junto al presidente estadounidense, ante los medios de comunicación.
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"Voy a invitarle ahora mismo a la Casa Blanca", ha replicado por su parte el mandatario norteamericano.
Trump ha llegado acompañado del presidente de Corea del Sur, Moon Jae In, y juntos han visitado un puesto de control situado en la parte más septentrional del lado surcoreano de la zona que separa ambas Coreas, según ha informado la agencia oficial de noticias surcoreana Yonhap.
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Se esperaba que un puñado de minutos bastarían para condensar saludos, abrazos y alguna declaración protocolaria. La reunión, sin embargo, se alargó casi una hora. De ahí salió el acuerdo de retomar el diálogo después de la fracasada cumbre de Hanói. Los equipos de negociación se reunirán en dos o tres semanas, informó Trump. Incluso invitó a Kim a devolverle la visita.
"Cuando empezamos a negociar, dos años atrás, el mundo era un lugar mucho más peligroso. Sobre Japón volaban misiles norcoreanos y había amenazas sobre bombardear la base de Guam. Y él y yo nos enzarzamos en un diálogo áspero. Lo que ha pasado aquí es bueno para Corea del Norte, para Estados Unidos y para el mundo", señaló Trump. Un día "legendario", subrayó.
오울렛 초소에서 브리핑을 받고 북측을 바라보며 대화하는 한.미 정상의 모습. 오울렛 초소는 한국전쟁 참전용사인 조셉 오울렛의 희생정신을 기리며 이름붙여진 곳으로 군사분계선에서 불과 25m밖에 떨어지지 않은 최전방 초소입니다. pic.twitter.com/xaGkJVBntf
— 대한민국 청와대 (@TheBlueHouseKR) 30 de junio de 2019
Tras la mediática reunión que protagonizó la pareja junto a las simbólicas casamatas azules de la llamada Zona de Seguridad Conjunta (JSA) de Panmunjom -el único lugar de los 250 kilómetros de frontera donde soldados surcoreano y norcoreano se ven cara a cara-, y el apretón de manos inicial, Trump cruzó la marca de cemento que separa los territorios de las dos coreas a las 15:46 hora local y caminó una veintena de pasos en dirección al primer edificio norcoreano, superando de lejos el gesto similar que realizó el presidente surcoreano Moon Jae In durante su primera reunión con Kim Jong Un en ese mismo lugar en abril de 2018. Moon sólo atravesó la demarcación brevemente y volvió a su territorio.
"Está muy bien verle de nuevo. Nunca habría imaginado que le vería en este sitio", afirmó Kim Jong Un al saludarle.
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Trump permaneció durante casi un minuto en suelo norcoreano y después volvió a Corea del Sur acompañado de su homólogo, al que invitó a la Casa Blanca frente a las cámaras.
"Esto tiene una gran importancia. Encontrarse aquí, en un lugar que es símbolo de la hostilidad y la división del pasado, significa que queremos avanzar en un futuro nuevo. Es un acto valiente", manifestó el propio Kim ante los periodistas.
Las sonrisas, las muestras de afecto y la avalancha de fotos estuvieron seguidas por la conversación que mantuvieron en privado durante una hora en la Casa de la Libertad, en territorio de Corea del Sur. Poco después Trump abandonó Corea del Sur rumbo a EEUU.
Leaving South Korea after a wonderful meeting with Chairman Kim Jong Un. Stood on the soil of North Korea, an important statement for all, and a great honor!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 30 de junio de 2019
Por diálogo áspero se refería a los insultos cruzados (hombre cohete por un lado, viejo chocho por el otro) y las recíprocas amenazas de destrucción inminente. El cuadro actual, con dos líderes que se citan un domingo a la hora del almuerzo, es menos inquietante que aquel. Pero son discutibles los avances en un proceso de desnuclearización norcoreano que Trump, antes de la primera cumbre de Singapur, había anunciado como total, inmediato e irreversible.
El encuentro será la tercera reunión que mantendrán los líderes de ambos países tras las mantenidas en junio de 2018 en Singapur y en febrero de este año en la capital de Vietnam. Esta última quedó marcada por la sorprendente suspensión de las conversaciones cuando estaban en pleno desarrollo, presumiblemente porque Corea del Norte rechazó tajantemente la propuesta formulada por Estados Unidos para que cancelaran por completo su programa balístico y nuclear a cambio de ayuda económica.