
Una decena de menores agredió el pasado domingo por la noche a un joven para robarle el teléfono móvil. Los hechos tuvieron lugar minutos antes de las 22.30 horas a la salida de la boca de Metro de Arturo Soria (calle de Ulises, 1), cuando el grupo de atacantes acorraló a su víctima propinándole puñetazos y patadas hasta hacerla caer al suelo con la cara llena de sangre. Pese a lo aparatoso de los golpes, fuentes de Emergencias Madrid confirmaron al periódico ABC que los sanitarios del Samur atendieron a dos personas aquejadas de contusiones menores, sin necesitar ninguna traslado hospitalario. Se investiga quién es el segundo herido y si los autores del asalto, que huyeron a la carrera, pertenecen al Centro de Primera Acogida de Hortaleza, ocupado en su mayor parte por menores extranjeros no acompañados (menas).

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La lejanía de la residencia, no obstante, coloca también en el punto de mira al Centro de Adaptación Cultural y Social Manzanares (Arturo Soria, 124), que acoge a otro reducido grupo de adolescentes en situación de desamparo. Esta agresión se produjo solo horas después de que parte del vecindario de Hortaleza, arropados por miembros de grupos de extrema izquierda, se manifestara a las puertas del centro de acogida en repulsa por el hallazgo de una granada en el patio, lanzada desde el exterior del recinto.
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El clima de tensión ha motivado un agrio enfrentamiento entre partidarios y detractores de los menores, criticados duramente por Vox y situados en la diana de determinados grupos políticos. Un sector del barrio lleva años quejándose de los «continuos robos y agresiones» cometidos por algunos de los internos en las inmediaciones de las paradas de Metro de Hortaleza, Pinar del Rey o Mar de Cristal. Otros residentes, en cambio, sostienen que los adolescentes malviven en condiciones de hacinamiento y culpan a la Comunidad de Madrid –responsable directo del centro– de no haber frenado a tiempo la encrucijada actual. Una situación límite que, a tenor de los últimos acontecimientos, está muy lejos de remitir.
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