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España vuelve a confinarse en efecto acordeón. Primero fue Cataluña, que cerró las comarcas de Lérida. Le siguió los pasos Aragón, en la frontera con Huesca. Una marcha atrás progresiva para frenar la temida expansión del coronavirus que vuelve a extenderse sin freno por todo el territorio nacional. Horas después, se cerraba Zaragoza. En la 'nueva normalidad', ya nada volverá a ser como antes.
La Generalitat de Cataluña ha anunciado este viernes duras medidas restrictivas para Barcelona y toda su área metropolitana. Con más de 4 millones de habitantes estamos hablando del segundo territorio, después de Madrid y su zona de influencia, con más densidad de población de todo nuestro país.
La Generalitat confina Barcelona para frenar la imparable expansión del coronavirus
El plan, que se extenderá un mínimo de 15 días, pasa por restricciones similares a las implantadas en tres barrios de L'Hospitalet con el objetivo prioritario de reducir la actividad social y frenar los rebrotes de un Covid-19 que vuelve a multiplicarse a dispersión.
«Pedimos quedarse en casa a no ser que sea imprescindible salir», ha dicho la consejera de Presidencia, Meritxell Budó, en una comparecencia pública junto a los titulares de Salud, Alba Vergés, e Interior, Miquel Buch. La decisión se ha tomado teniendo en cuenta que en la última semana se han triplicado los casos, muchos de ellos asintomáticos. Ayer mismo, por ejemplo, Barcelona sumó 372 positivos por PCR y ya tiene una treintena de brotes activos, unas cifras muy similares a las del mes de marzo, cuando se decretó el Estado de alarma a nivel nacional.

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El confinamiento perimetral está, por ahora, descartado, pero la recomendación pasa por no salir de casa si no es estrictamente necesario. Así, a modo de ejemplo, se recomienda limitar a un máximo de 10 personas las reuniones, sean públicas o privadas, y se reducirá el aforo de locales de restauración al 50%.
También quedan restringidas las visitas a residencias y se cierran discotecas y gimnasios, aunque el Govern ha dicho que se prepara un plan específico para que los museos y algunas actividades culturales sigan siendo seguras con el objetivo de intentar salvar el turismo a la desesperada. Las medidas tendrán que ser avaladas por la justicia, como ocurrió con las restricciones implantarlas desde principios de semana en el Segriá y los barrios de la Torrassa, la Florida y Collblanc de L'Hospitalet de Llobregat.
"Es extremar las medidas en los lugares donde la cadena de transmisión empieza a ser elevada", ha incidido la consejera Vergés, que ha insistido que "bajar la actividad social es lo esencial". La Generalitat, de hecho, incluso ha pedido a los ciudadanos que no se desplacen este fin de semana a segundas residencias. "Es la última oportunidad que tenemos para no tener que aplicar mayores medidas de contención", ha añadido Budó.
En esta misma línea, el teniente de alcalde de Prevención y Seguridad de Barcelona, Albert Batlle, ha anunciado que la Guardia Urbana comenzará a multar a partir de la próxima semana a las personas que no lleven mascarilla. Hasta ahora solo informaba y advertía su uso, sin sanción. También se prevé intensificar la vigilancia en zonas propensas a aglomeraciones. Vamos directos a otro toque de queda sin paliativos. Es solo cuestión de tiempo saber cuando nos van a volver a confinar.
Cataluña obliga a usar mascarillas siempre