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La Sexta denuncia que, la madrugada del viernes al sábado, "un grupo de ultraderecha" atacó la casa de Pablo Iglesias e Irene Montero en Galapagar. Al parecer, los agresores lanzaron pelotas de tenis mientras gritaban “Iglesias, chúpamela”. Madre mía que peligrosos estos fachas. No se vivía ningún asalto igual desde la toma del Alcázar de Toledo, en 1936.

Tal y como desvela la cadena podemita, los agentes que vigilan la casa del vicepresidente del Gobierno y de la ministra de Igualdad trataron de detener a los asaltantes, pero estos lograron escapar. Se nota que eran auténticos profesionales. Se avisó a la Guardia Civil y se patrulló la zona para buscarlos, pero no pudieron encontrar a nadie. Afortunadamente para la familia, ningún objeto traspasó los muros, por lo que no hubo daños personales ni materiales. Menos mal.
Irene Montero llora y denuncia 'el acoso' que está sufriendo su familia
Unidas Podemos ha asegurado a laSexta que este último episodio es “un salto cualitativo” en la campaña de acoso que sufren desde mayo Iglesias y Montero. Asimismo, la idea del partido es denunciar los hechos.
Lo que hace a nuestra familia la extrema derecha y ciertos medios es grave, pero hay que poner cada cosa en su contexto. Hay gente que ha pagado con su libertad, con su vida o con torturas defender sus ideas y hacer política. No es nuestro caso.
— Pablo Iglesias 🔻 (@PabloIglesias) August 18, 2020
Pararon sus vacaciones en Asturias por insultos
El asalto al chalet de Galapagar, ocurre apenas unos días después que los líderes de Podemos tuvieran que suspender sus vacaciones en Asturias por las amenazas que supuestamente recibieron.
Tras conocerse la residencia de Iglesias y Montero en el municipio de Lena, la ubicación se difundió por las redes sociales, junto a insultos. Además, el entorno de Pablo Iglesias denunció una pintada que, presuntamente, apareció en la calzada del municipio, y en la que podía leerse: "Coletas, rata". Digno del peligroso malote de 6º de primaria.

Por otra parte, un restaurante al que acudió la pareja de políticos, Casa María, también sufrió "determinados comentarios ofensivos" relacionados con la estancia de los políticos y su familia.
Desde luego no está bien acosar a nadie, pero por una vez, y sin que sirva de precedente, tenemos que darle la razón a Pablo Iglesias: los escraches son un mecanismo democrático para que los responsables de la crisis sientan una mínima parte de sus consecuencias. Pura dosis de jarabe democrático.
Hartos de jarabe democrático, Pablo Iglesias e Irene Montero se mudan de su chalet de Galapagar