
♦ #StopCensura ¡Síguenos en Telegram!
La historia de Jonathan Peniket puede ser la de cualquier adolescente. Cómo, de la noche a la mañana, se engancha a los micropagos presentes en muchos de los videojuegos del sector. Llegó a gastarse los ahorros para su acceso a la universidad por su deseo de mejorar su rendimiento en pantalla. Es una de las prácticas más cuestionadas del sector en los últimos años pero más rentables del momento.