
A las muchas tonterías que tenemos que escuchar de manera más o menos habitual se le suma ahora la de aquellos nostálgicos que recurren a los manidos Pactos de la Moncloa de 1977 como tabla de salvación para salir de la crisis sanitaria, social y económica a la que nos enfrentamos. Llama la atención la obsesión de algunos por el pasado, sin tener en cuenta eso de que no necesariamente cualquier tiempo pasado fue mejor. Se agarran a un clavo ardiendo, posiblemente porque no sepan hacerlo de otra manera. No tienen ni las cualidades ni la imaginación, ni siquiera la ocurrencia de acudir a fórmulas novedosas o imaginativas, fórmulas de futuro. Siguen empeñados en analizar el pasado con los ojos del presente y, lo peor, es que su desconocimiento, su ignorancia y posiblemente su maldad, solo recurren a lo peor de nuestra historia, a fórmulas fracasadas como fueron los conocidos e idealizados Pactos de la Moncloa, donde nada se pactó y todo se cedió.