
Desde que fue coronado en 2014, Felipe VI afronta su segunda gran crisis institucional en la Casa Real. Primero fue el Caso Nóos, que implicaba directamente a su hermana, la infanta Cristina y a su cuñado, Iñaki Urdangarín. Ahora son los turbios negocios de su padre, el Rey Juan Carlos y sus posibles fondos en paraísos fiscales. Felipe VI corta toda relación con su progenitor: dice desconocer cómo obró su padre, se desvincula de los fondos abiertos, renuncia a la herencia que pudiera corresponderle y le retira la asignación salarial de los Presupuestosde la Casa del Rey. La forma de proceder en ambos casos ha sido la misma: romper vínculos. Un intento de cortafuegos para evitar los posibles daños y preservar la institución.