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Va como en el ADN de los españoles el ser generosos con los amigos. Los allegados son esa familia que, dicen, se elige; lo mismo valen como confidente, para guardar una copia de las llaves del piso por si acaso o para ocupar un alto cargo allá donde hagan falta nombres para rellenar. Y esta semana la pregunta volvió a caer de nuevo. “Hoy periódicos y redes demandan su currículum y los nombres de sus colaboradores, ¿por qué no los difunde?”, preguntaba una periodista de Vanity Fair a la ministra de Igualdad, Irene Montero, ahora afín a las páginas de la people. “El currículum se ha publicado varias veces, puede consultarse en el BOE. En cuanto a los asesores, todos los ministerios lo hacemos con arreglo a la Ley de Transparencia y a las normativas del Ejecutivo”, respondía Montero.